Historia y costumbres

Con toda probabilidad los antepasados de los actuales pobladores de lo que hoy es Valverde de los Arroyos se establecieron en la zona, procedentes del norte de la península, durante la repoblación que efectuaron los cristianos tras la última reconquista y posterior pacificación de la zona a partir del año 1085, cuando Alfonso VI conquistó definitivamente Toledo. Sin embargo no fueron estos los primeros pobladores de la zona de los que hay constancia ya que algunos miles de años antes hubo asentamientos en Valverde que dejaron su huella en forma de pinturas rupestres en el covacho que conocemos como “La Cueva”.

Hilado y tejido

La tradición de trabajar la lana en Valverde viene de antaño. Siempre fue pueblo de ganaderos y sus ovejas les proporcionaban, además de la leche y la carne, materiales suficientes para proveerse de piezas con vistas a su propio vestuario o el de la casa.

Calendario festivo y costumbrista. Siglo XX

El calendario tradicional de Valverde ocupaba todo el año con manifestaciones originales en muchos casos y surgidas de la necesidad de llenar el tiempo de su propio ocio. Tanto todas las festividades religiosas como las actividades cotidianas se complementaban con un toque de costumbrismo digno de ser trasmitido a generaciones futuras.

Tareas de campo

La Naturaleza ha sido generosa con nuestro pueblo de Valverde, aunque no sea el aspecto lucrativo el que más se deba destacar en base a su producción. Los valverdeños han sido sobre todo ganaderos y labradores; sin desmerecer otros productos de la tierra, como la caza, pesca, colmenas, madera o carbón.

El juego de bolos

Jugar a los bolos en Valverde forma parte de la tradición más apreciada por los valverdeños. El juego de bolos sigue ocupando una parte importante de nuestra plaza y jugar una partida es motivo de concurrencia general: jugadores en la cancha y espectadores en sus alrededores.

Carboneros

El carboneo era una de las tareas de nuestros antepasados valverdeños que daban lugar a productos exportables por los pueblos de la comarca; lo mismo sucedía con las mantas de telar. A lomos de sus caballerías recorrían los pueblos de la sierra vendiendo carbón de encina.